BEATO GRACIA DE CÁTTARO
1508 d.C.
9 de noviembre
El Beato Gracia vino a la luz
en Mula (Muo), una pequeña aldea en la pintoresca bahía de
Cáttaro, en las costas dálmatas, a muy poca distancia de la
capital, hoy Kotor, el centro más importante del golfo y de la diócesis.
En el año 1423 Cáttaro se sometió espontáneamente
al gobierno de Venecia, si bien manteniendo con orgullo una relativa independencia,
ya que se reservaba el derecho de hacer sus propias leyes y elegir sus magistrados.
Como consecuencia de esta vinculación con la Serenísima, pronto
se convirtió en un puerto vivaz y rico, poblado de numerosos comerciantes,
marineros y pescadores. Inició así el período de esplendor
que aún en la actualidad se manifiesta en su arquitectura de claro
sabor veneciano.
Gracia era un hombre de mar y como tal permaneció hasta
la edad de treinta años. En uno de sus viajes entró en una iglesia
de Venecia, donde le conmovió tanto el sermón pronunciado por
el agustino Simón da Camerino, que decidió entrar en su misma
Orden. Fue aceptado como hermano no clérigo en el convento de Monte
Ortone, cercano a la ciudad de Padua. Este convento era la cuna de una de
las nuevas congregaciones de la Orden formadas en Italia, distinguiéndose
junto a las demás por su particular celo en el campo disciplinar. En
1433 fue aceptado por el Prior general Gerardo de Rímini, que de momento
lo incorporó a la provincia de las Marcas de Treviso, con la condición
de no recibir más que hermanos firmemente decididos a mantener con
fidelidad los ideales propios de la reforma.
El hermano Gracia, que trabajaba en el jardín, no tardó
en ganarse la estima y el reconocimiento de la comunidad entera. Al incorporarse
dos conventos más al movimiento de Monte Ortone, éste quedó
oficialmente eregido en Congregación. Entre 1472 y 1474 es Simón
de Camerino quien aparece como Vicario en los registros generales. Unos años
más tarde Gracia fue trasladado a San Cristobal de Venecia, y en esta
ciudad murió el 8 de noviembre de 1508.
Fuera de las pocos datos hasta aquí referidos y del
culto que se le siguió tributando tanto en la Orden como en su tierra
de origen, no conocemos otras noticias de Gracia. Las biografías en
lengua italiana del Lazzerini (1643) y la latina de Eliseo de Jesús
y María (1677) carecen de fundamentos bien documentados. No obstante,
los reiterados relatos acerca de su austeridad de vida y de la fuerza prodigiosa
de su intercesión resultan testimonios válidos de una auténtica
fama de santidad.
La continuidad de su culto fue reconocida por León XIII
en 1889. Desde 1810 los restos mortales del beato Gracia descansan en la iglesia
de Mula.