BEATO JUAN BAUTISTA SCALABRINI
1905 d.C.
1 de junio
Juan Bautista Scalabrini nació
y fue bautizado el 8 de julio de 1839 en Fino Monasco (Como, Italia). Era
el tercero de ocho hijos de una familia muy religiosa, de clase media. Estudió
en el instituto «Volta de Como». Ingresó en el seminario
diocesano, donde realizó sus estudios de filosofía y teología.
Recibió la ordenación sacerdotal el 30 de mayo de 1863. Durante
sus primeros años de sacerdocio fue profesor y luego rector del seminario
comasco de San Abundio; en 1870 fue nombrado párroco de San Bartolomé.
Nombrado obispo de Piacenza por el Papa Pío IX, recibió
la consagración episcopal el 30 de enero de 1876. Desarrolló
una actividad pastoral y social muy amplia: visitó cinco veces las
365 parroquias de la diócesis, a la mitad de las cuales sólo
se podía llegar a caballo o a pie; celebró tres sínodos,
uno de ellos dedicado al culto eucarístico, difundiendo entre todos
los fieles la comunión frecuente y la adoración perpetua; reorganizó
los seminarios y reformó los estudios eclesiásticos, anticipando
la reforma tomista de León XIII; consagró doscientas iglesias;
fue incansable en la administración de los sacramentos y en la predicación;
impulsó al pueblo a profesar un amor activo a la Iglesia y al Papa,
fomentando la verdad, la unidad y la caridad.
Practicó de forma heroica la caridad asistiendo a enfermos
del cólera, visitando a los enfermos y a los encarcelados, socorriendo
a los pobres y a las familias en desgracia, y siendo generoso en el perdón.
Salvó del hambre a miles de campesinos y obreros, despojándose
de todo, vendiendo sus caballos, así como el cáliz y la cruz
pectoral que le regaló el Papa Pío IX.
Fundó un instituto para sordomudas, sociedades de mutua
ayuda, asociaciones obreras, cajas rurales, cooperativas y otras formas de
Acción católica.
Pío IX lo definió «apóstol del catecismo
», porque hizo lo posible para que lo enseñaran en todas las
parroquias bajo forma de escuela, incluso para los adultos. Ideó y
presidió el primer Congreso catequístico nacional de 1889 y
fundó el primer periódico catequístico italiano.
Ante el desarrollo dramático de la emigración
italiana, que se convirtió en fenómeno de masas, desde el comienzo
de su episcopado se hizo apóstol de millones de italianos, que vivían
en otros países, a menudo en condiciones de semi-esclavitud, y corrían
el peligro de abandonar su fe o la práctica religiosa.
El 28 de noviembre de 1887, fundó la congregación
de los Misioneros de San Carlos (Escalabrinianos), aprobada por León
XIII, para proporcionar asistencia religiosa, moral, social y legal a los
emigrantes. Impulsó a santa Francisca Javier Cabrini, la madre de los
emigrantes, a partir rumbo a América en 1889 para encargarse de los
niños, los huérfanos y los enfermos italianos. Él mismo
fundó, el 25 de octubre de 1895, la congregación de Hermanas
Apóstoles del Sagrado Corazón. De sus enseñanzas nacieron
en 1961 las Misioneras Seglares Escalabrinianas.
Su intensa actividad episcopal tenía su origen e inspiración
profunda en una fe ilimitada en Jesucristo. Su programa era: «Hacerme
todo a todos para ganarlos a todos para Cristo». Estaba profundamente
enamorado de la Eucaristía: pasaba horas en adoración delante
del Santísimo; durante la jornada le hacía muchas visitas y
hasta quiso ser sepultado con todo lo necesario para la celebración
de la santa misa.
Sentía gran pasión por la cruz y una tierna devoción
a la Virgen, que se manifestaba en sus homilías y peregrinaciones a
santuarios marianos. Este amor le llevó a entregar las joyas de su
madre para la corona de la Virgen.
Falleció el 1 de junio de 1905, fiesta de la Ascensión
del Señor. Sus últimas palabras fueron: «¡Señor,
estoy listo. Vamos!».
(Samuel Miranda)