MILAGRO EUCARÍSTICO DE ALKMAAR
1429
Holanda
Corría la primera
década del siglo XV y, en la ciudad de Alkmaar, localizada en la provincia
de Holanda del Norte, Países Bajos, vivía el joven Folquert.
Sus padres, de posición acomodada, le pagaban los estudios; sin embargo,
de temperamento rebelde, prefería entregarse a borracheras y juegos
de azar.
Más tarde, para satisfacer su temperamento fogoso, ingresó
en el ejército de Jacobo de Baviera y en 1414 participó en
la batalla de Hoorn, en la que mató a muchísima gente. Tras
este episodio, tal vez atormentado por su mala conducta, el joven decidió
volver a los estudios, esta vez incluso con el objetivo de hacerse sacerdote.
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En el primer día de mayo de 1429 celebró su primera
misa en la Iglesia de San Lorenzo en Alkmaar. Estaba muy nervioso, se consideraba
sacerdote indigno porque jamás había revelado a sus superiores
el hecho de que había matado a muchas personas, con el miedo de que
tal vez una vez revelado este secreto se negasen a ordenarlo.
Después de la consagración, al tomar la sangre
de Cristo, cayeron 3 gotas en la casulla, manchándola de sangre. Aún
más nervioso, al final de la misa, ya en la sacristía, recortó
el pedazo de tejido manchado, intentó quemarlo pero milagrosamente
el fuego se negaba a destruirlo. Finalmente escondió el tejido manchado
detrás del altar.
Algunos años después un capitán de navío
enfrentaba una tempestad violenta cerca de la costa. Sentía él
que ciertamente el navío se hundiría muriendo así todos
los tripulantes. En medio de la angustia le apareció un ángel
que le contó el milagro ocurrido en 1429 y que si él prometiese
revelar el lugar donde estaba la reliquia escondida al párroco de
la iglesia, el ángel lo salvaría de la tempestad. Y así
lo hizo.
El párroco encontró el tejido, relató el
hecho al obispo de Utrecht, el cual declaró la autenticidad del milagro
y para que tan preciosa reliquia fuese debidamente venerada, mandó
forjar un ángel de plata que sostiene en las manos el pedazo de la
casulla.
Después de 1566 las autoridades municipales protestantes
prohibieron el culto católico de las reliquias. Para evitar que fuese
profanada, o destruida, estuvo escondida durante muchos años, hasta
que alrededor de 1885 el obispo de Haarlem, Mons. Gaspar Bottemanne, retomó
la veneración de la Santa reliquia. En 1902 fue hecha una nueva imagen
del ángel, esta vez en plata de mejor calidad. A partir de entonces
la reliquia queda expuesta todos los domingos a los ojos de los fieles en
un altar lateral de la iglesia, conocido como el Santo Altar de la Sangre
Consagrada.