MILAGRO EUCARÍSTICO DE MONTSERRAT
1657
España
En 1657, el Reverendísimo
padre Bernardo de Ontevieros, general de la Orden Benedictina en España,
junto con el Abad p. Millán de Mirando, estaba en el monasterio de
Nuestra Señora de Montserrat para participar en unas conferencias.
En una de ellas, llegó al monasterio una mujer con su pequeña
hija y comenzó a implorarle al Abad p. Millán para celebrar
tres misas en memoria de su difunto padre, profundamente convencidas de que
con estas tres misas, el alma de su padre sería liberada de las penas
del Purgatorio. El buen Abad, movido por las lágrimas de la niña,
comenzó al día siguiente celebrando la primera Misa para el
eterno descanso de su alma, cuando la niña, que estaba presente allí
con su madre, durante la consagración empezó a remarcar que
vio a su padre, inclinando su cabeza a los pies del altar principal, rodeado
por las terribles llamas.
El padre General, escéptico, para probar si la historia
de la niña era verdad, le dijo que colocara un pañuelo en las
llamas que rodeaban a su padre. La niña, de acuerdo a su petición,
colocó el pañuelo en el misterioso fuego, que sólo ella
era capaz de ver, e inmediatamente todos los monjes vieron el pañuelo
quemarse con la llama más brillante. Durante la segunda misa, la niña
declaró que vio a su padre, de pie al lado del diácono, vestido
con un traje de muchos vivos colores. En la tercera y última misa,
el padre se mostró ante su hija, esta vez con un traje de blanco tan
puro como la nieve. Justo cuando la misa terminó, la niña exclamó:
“Miren a mi padre – se está yendo y está subiendo al cielo!”
La niña luego le dio las gracias a la comunidad de monjes en nombre
de su padre, que le había pedido que lo hiciera. El Reverendísimo
Padre General de la Orden Benedictina en España, el obispo de Astorga,
y muchos habitantes de la región estuvieron presentes en este Milagro.