NUESTRA SEÑORA MADRE DOLOROSA
DE CASTELPETROSO, ITALIA
Basílica dedicada a los siete Dolores del Corazón
de María; lugar de aparición.
De reciente origen (siglo XIX), la basílica de Castelpetroso, de nuestra
Señora de los Dolores, a veces es ignorada por los guías de
turismo. Bajo la custodia de los Franciscanos de la Inmaculada ésta
hermosa iglesia de estilo neo-gótico se está haciendo mas conocida
por encontrarse a mitad de camino entre Roma y San Giovanno Rotondo, la tumba
del Beato Padre Pío.
Diseñada en forma de corazón, tiene siete capillas que circundan
la nave mayor, cada una representando las Siente Espadas de Dolor que traspasaron
el Corazón de María. Son conocidas tradicionalmente como: 1-
La profecía de Simeón en la presentación de Jesús
al templo, 2- La huida a Egipto, 3- Jesús perdido y hallado en el
Templo, 4- María encuentra a Jesús camino al Calvario, 5- La
crucifixión y muerte de Jesús, 6- Jesús es bajado de
la Cruz y colocado en los brazos de María, 7- El entierro de Jesús.
La capilla del sexto dolor de Nuestra Señora tiene un significado
especial ya que representa exactamente la aparición que allí
ocurrió en 1888 a la pastora Vivian Ciccino. Ella vió esta
imagen de Jesús colocado en brazos de María.
Inicio de las apariciones en la cueva
Vivian se hallaba de camino a un lugar llamado Cesatra Santi donde la familia
tenía un pequeño lote de tierra. Al principio su madre no estaba
muy convencida de dejarla ir sola ya que habían muchos lobos salvajes
en esa área. Vivian llevó consigo a su prima Serafina y se
armó con un rastrillo que también le ayudaría a preparar
la tierra para poder sembrarla en la primavera. La mañana del día
12 de Marzo, como era la costumbre, llevaban un grupo de ovejas a pastar
mientras trabajaban la tierra. Alrededor de las 3:00 p.m. se dieron cuenta
que las ovejas se habían perdido de vista. Mientras las buscaban pasaron
por una pequeña cueva por cuya abertura veían salir un rayo
de luz. La entrada a la cueva era tan pequeña que ellas no podían
entrar. Vivian estaba sorprendida y alarmada, pero llena de valor como para
mirar mas de cerca lo que estaba sucediendo. La fisura en la roca estaba
bañada con la luz.
Diez días más tarde, el 22 de Marzo de 1888, llena de curiosidad
y con la excusa de seguir cultivando la tierra para la siembra consiguió
permiso para ir sola a la cima de Mount Patalecchio. Tan pronto como llegó
a Cesa tra Santi, Vivian fue a la roca y vio, como antes, que estaba iluminada
por dentro. Se acercó y arrodillándose, con mucho temor por
lo desconocido, con sus manos trató de agrandar la fisura para poder
ver mejor. Fue entonces que, por primera vez, pudo ver la imagen de la Madre
Dolorosa con el cuerpo muerto de Jesús a sus pies. La Madre Dolorosa
estaba con una rodilla en la tierra, en adoración, su cabeza mirando
hacia el cielo de modo suplicante y de sus ojos caían lágrimas;
sus manos con las palmas dirigidas hacia el cielo. La Virgen María
llevaba un velo púrpura y en su pecho se veía su Corazón
traspasado por siete espadas.
La noticia de la aparición se esparce
Vivian volvió apresuradamente a su casa ansiosa de compartir esta
experiencia con su familia. Ellos no se impresionaron ni se entusiasmaron
y creyeron que ella había alucinado. Después de todo, razonaron,
esto ha sucedido anteriormente bajo las mismas condiciones. Pero cuando la
gente de los alrededores se enteró de lo sucedido con prisa se dirigieron
a escalar la cueva para ver con sus propios ojos. Un periodista del diario
siciliano reportó que 4,000 personas se abrían paso para llegar
a la pequeña montaña que días antes era desconocida.
Le maravillaba el hecho de que antes de la aparición hasta los geógrafos
mas famosos hubieran tenido dificultad tratando de encontrar Castelpetroso
en el mapa mas detallado de Italia.
Primer milagro, la curación del hijo del Conde Aquaderni
En Bologna, el Conde Carlos Aquaderni, editor de la revista "El Siervo de
María", empezó a escribir una serie de artículos basado
en los reportes que el sacerdote de Castelpetroso, Padre Achille Ferrara,
le enviaba constantemente. Decidido a investigar por sí mismo, Aquaderni
llevó a su hijo de 19 años, Augusto Aquaderni, que sufría
de tuberculosis en los huesos, enfermedad que en esos días era incurable.
Ambos esperaban un milagro. Aquaderni supo que cerca de la cueva había
aparecido una pequeña piscina de agua que era milagrosa, de hecho,
un niño de Abruzzi que era sordo y mudo había sido curado.
Con una fe intensa, Carlos y su hijo fueron a la cueva y los dos fueron favorecidos
viendo la aparición dos días seguidos. El hijo del reportero
fue curado al usar el agua de la piscina. Aquaderni reportó el milagro
en su revista y apeló a que se construyera una capilla en el lugar
que la Madre Dolorosa había escogido ser venerada.
Inicio de las investigaciones eclesiales
Cuando el obispo local, Francis Palmieri, supo de la aparición, siguió
el consejo del Papa Leon XIII, condujo una investigación y entrevistó
a la visionaria Vivian. El obispo decidió ir a la montaña por
sí mismo, al llegar se encontró con unas veinte personas que
rezaban de rodillas. Su excelencia tomó una vela para explorar la
cueva pero descubrió que no había necesidad de luz ya que la
cueva estaba iluminada. Al mirar dentro pudo ver a la Madre Dolorosa y al
Cristo muerto que Vivian y el periodista de Bologna habían reportado.
Movido por tal escena, el obispo habló a los peregrinos sobre lo que
había visto y todos rompieron a llorar. El obispo aseguró al
Papa Leon XIII que todo estaba en orden en Castelpetroso y que las apariciones
de la Madre Dolorosa eran verdaderas.
Testimonio del Obispo Palmieri
El 23 de Febrero de 1889, salió en la revista, "El Siervo de María",
el testimonio personal del obispo sobre la autenticidad de la Madre Dolorosa
de Castelpetroso:
" Yo también puedo testificar que al dirigirme a aquel lugar sagrado,
mientras me hallaba recogido en oración, experimenté la aparición
de la Virgen. Se apareció con la actitud y la grandeza de la Madre
Dolorosa como se muestra en la portada de este tomo de "El Siervo de María".
Hay muchos otros testimonios además del mío, por tanto, considero
mi deber, como obispo de esta diócesis, asociarme a ella y extender
una petición ferviente a todos los devotos de la Virgen María
que con sus generosas donaciones hagan posible la construcción de
una capilla u oratorio en el lugar que ya es sagrado, con la esperanza de
que un día con la ayuda de la Divina Providencia se convierta en una
basílica mundialmente conocida"
Es interesante notar que usualmente nuestra Señora se aparece a almas
privilegiadas ya sean niños o pastores, pero en Castelpetroso se apareció
a personas de diferentes clases, pastores, clero, los adinerados y la realeza
y otros.
Acogida de la petición del Obispo
En la actualidad cuando uno ve la gran basílica de los Siete Dolores
de María en Castelpetroso, es claro que la petición del obispo
fue tomada en serio por muchos católicos generosos. Los peregrinos
encontrarán, además del hermoso santuario, monasterios para
las hermanas Franciscanas de la Inmaculada, los Frailes de la Inmaculada
que se encargan de la basílica, una librería Mariana y una
tienda de regalos, un pequeño orfanatorio para niñas y un auditorio
para conferencias marianas. También hay un hotel y restaurante para
los peregrinos al pie de la montaña.
A la cueva se llega escalando la inclinada estepa. La pequeña ranura
por la que Vivian, Carlos, Augusto Aquaderni y el Obispo Palmieri pudieron
ver la aparición de nuestra Señora de los Dolores se halla
protegida por una estructura de madera. El área que le rodea retiene
la apariencia rústica de cuando empezaron las apariciones hace ya
más de cien años. En el terreno de la basílica rodeada
de árboles hay una hermosa escultura hecha según el testimonio
de los videntes.
Un mensaje sin palabras
¿Cuál es el mensaje que la Virgen María, la Madre Dolorosa,
quiere impartir a sus hijos? No dijo ninguna palabra pero al contemplar la
imagen no es necesario. Esta escena tiene por sí sola una gran dimensión
teológica rica y profunda.
María apoyada en una sola rodilla reconoce la divinidad de su Hijo.
Su corazón doloroso y traspasado por siete espadas y las lágrimas
que corren por sus mejillas enfatizan el precio pagado por aceptar la vocación
de co-redentora, al lado de su Hijo Redentor, para la salvación de
sus hijos espirituales. El cuerpo muerto del Redentor reposando en el manto
atestigua el precio que Dios hizo pagar a su Hijo por la remisión
y satisfacción de los pecados del mundo. Las manos de la Virgen abiertas
y dirigidas al cielo significan la ofrenda perfecta a la voluntad del Padre
que en su plan para redimir al mundo escogió la amarga Pasión
y muerte de su Hijo.
En 1975, durante una visita ad limina de los obispos de la provincia de Molise
(donde Castelpetroso está localizado), se le dio al Papa Pablo VI
una pequeña réplica de la estatua de la Madre Dolorosa. Examinando
la estatua de cerca el Santo Padre exclamó espontáneamente,
"Así luce la Co-redentora". Hay una nobleza en la forma y los rasgos
de la Madre Dolorosa, que no únicamente dio el fiat de su Corazón,
sino que dio todo su Corazón.